domingo, 17 de agosto de 2014

CORRIENTES AZULES

Se le perdió el mar en la garganta,
aunque nunca había oído hablar de las corrientes azules.
No sabía que no entienden de susurros,
ni de cuentos inventados a medianoche.
Por eso, cuando subió la marea,
se le ahogaron las vocales
                       en el recuerdo de su voz sin orillas,
donde sólo las medusas cantan,
donde sólo el silencio escucha.

Publicado en la antología "Generación 2001
26 poetas españolas (sin peaje)" de La Manzana Poética


 Mundos Azules - Cristina Alejos Cañada

miércoles, 26 de marzo de 2014

MAREA MUDA



La rabia es como la sangre,
resbala entre las manos abiertas
 los puños cerrados,
y mancha las banderas que se alzan contra el asfalto.

A veces me despierta la marea que pasa bajo mi cama,
su olor a miedo y sueños podridos
no me deja dormir.
No tiene espuma ni olas, pero sí sal en las fauces
en el contorno de mandíbulas desencajadas arañando un grito
que nadie escucha,
porque su eco se pierde en periódicos caducos y pantallas de incienso.
Sólo golpeado,
robado.

Me duele la sangre de mi marea muda,
y dejo palabras a la deriva en sus aguas rojizas,
porque algún día
su voz se hará verso asonante
en los rincones de España.
  

viernes, 14 de febrero de 2014

ABRE LOS OJOS



Cuando abrí los ojos, estabas allí.
Estabas ya cuando me giré,
 a ciegas,
en el abismo del silencio,
cuando las lágrimas resbalaban por dentro.
Estabas antes, incluso, de saber que debía esperarte.
Antes de la palabra,
de la primera sonrisa.
Antes,
estabas ya escrita en cada página.
Y qué hacer si no hay verso,
ni prosa
que abarque la canción de tu mirada.
Si sólo queda el sonido de tus pasos, susurrando:
             Abre los ojos. 

Mayssun Halah Bañón

miércoles, 29 de enero de 2014

Antología 'Amor' ya a la venta

PUNTOS CARDINALES


El tiempo nace en tus labios
y se abre en canal entre tus senos.
Hacia adentro,
muy adentro,
bajo tres capas de piel y mil miedos,
que sobrevuelan nuestro reflejo
en un susurro húmedo,
                        pegajoso.

El espacio se funde en los pliegues de tu cuerpo,
en un camino tibio
                        sólo insinuado al tacto,
palpado con las manos sedientas,
agarrotadas de promesas.

Mis pasos se arrugan cuando te giras;
se quiebran todas las esquinas
en un laberinto sin murallas,
sin diques de papel desechable;
porque cuando te giras
te los llevas todos,
todos los puntos cardinales
de mis sueños.