Más allá de las casas de papel improvisadas
arde una mirada de espuma que quiebra todas las voces.
Yace ahora la hiedra en una caricia oscura
sobre la pendiente de tus muslos dormidos.
Sé que despertarán en un batir furioso…
Un día me absorberá su movimiento de fuego, densa promesa:
Nada frena el eco de tu olor corriendo hacia mis venas.
II
Cuando se consuma la vela a medianoche
tu aroma se deslizará entre mis dedos
y me quedaré en ti.
Me aferraré a la tabla de tu vientre desnudo
hasta la mañana siguiente,
la del naufragio
a tientas por tu rostro
para descubrir que las algas de tus sueños
siguen enredadas en mis miembros de mármol.
III
Mañana no es hoy.
Ayer es un juego de espejos y promesas,
y es tu nombre la tinta de sus letras en mi historia.
Si busco el tiempo abandonado entre los pliegues de las sábanas,
sólo encuentro pequeños caminos de espuma desdibujados.
Un sendero negro de ceniza nueva, sedienta
nacido para marcar el tiempo que se debate ante mis pies de papel.
IV
He encontrado el sendero
que lleva a tus labios desnudos
en las líneas de unas manos que dicen ser mías.
Las creo
porque arden entre mis miedos de arcilla,
inventadas formas convexas en piel raída,
y cantas en mi pecho un mañana
que sabe a cuentos nocturnos y fábulas de almohada.
V
Más tarde vendrá el valor.
Acudirá fiel a la llamada de tus manos.
Ya se habrá fundido entonces en el alba su voz de metal.
Siempre contra la corriente de una historia caprichosa,
saltando las páginas de dos en dos para no escurrirte con la sangre de tus sueños.
Un día escucharás la humedad de mis letras en tu oído:
Nunca mires hacia atrás cuando llegue la espuma.
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Alonso Riestra (alonsoriestra.wordpress.com) |