Sin
palabras,
sólo
el verbo desnudo de los latidos,
la
sintaxis del sudor, lamiendo la piel del presente…
porque
si no hay futuro,
al
menos así convertiré tu sabor en estatua de cera.
Sin
palabras.
La
voz, avergonzada ante el grito de tu mirada,
desmiga
sueños en mi garganta,
y
tiembla por los nombres del pasado.
Sólo
palabras…
sólo
fotografías de color sepia desvaído
retratos
que olvidar,
al
fondo,
en
el último cajón de la mesilla,
cuando
llega el ocaso.
Sin
palabras.
Hoy
el cuervo entra mudo en escena,
atravesado
por el iris amargo de la luna,