Si te escribiera un poema,
las rimas asonantes se enredarían con mi voz,
y mancharían el papel del espacio
en el que nos miramos.
Si te pidiera una estrofa,
las sílabas de tus besos correrían traviesas
y se alejarían de mis manos de papiro ajado,
consumido por ilegibles caricias de tinta y cera.
Por eso sólo te pido,
que me prestes tu risa
tan sólo un momento
para grabar su sonido en el dorso de mis sueños.