Lejos,
muy lejos.
Aunque
tu nombre me rasgue las costuras
con
el filo de unas letras que pesan en el estómago,
te
llevarás tus juegos de alcobas y máscaras blancas,
lejos,
muy lejos.
No
necesito tu risa, ni ella a mí,
sólo
el eco desdentado del futuro
nos
mira ya desde el espejo,
lejos,
muy lejos,
donde
las lágrimas forman cristales salados
entre
tu cuello y mis labios.
Esfuerzos
vanos por esculpir el futuro con aire
que
se escapa entre las rendijas de un corazón distante
que
se esconde en una sonrisa tierna
lejos,
muy lejos de mis pasos.
Magritte