La sencillez de tu piel
Qué sencillas tus manos,
tus dientes que escapan a mis labios.
Qué sencilla tú en mí,
tu voz en mi nuca,
tu pasado en mi frente.
Qué sencilla tu respiración en mi garganta,
tu duda en mi pecho.
Qué difícil mirarte de frente,
proyectarte en un pensamiento,
ahogado,
aterido contra las cuerdas del tiempo ausente.
Qué difícil no esperarte,
de espaldas,
con la seguridad mal ceñida al busto.
Más difícil esperarte,
con una sonrisa silente,
y las pupilas mal atadas.
Está tan oscuro aquí dentro,
que me deslumbra la sencillez de tu piel,
hipocampo perdido en la orilla del deseo.
tus dientes que escapan a mis labios.
Qué sencilla tú en mí,
tu voz en mi nuca,
tu pasado en mi frente.
Qué sencilla tu respiración en mi garganta,
tu duda en mi pecho.
Qué difícil mirarte de frente,
proyectarte en un pensamiento,
ahogado,
aterido contra las cuerdas del tiempo ausente.
Qué difícil no esperarte,
de espaldas,
con la seguridad mal ceñida al busto.
Más difícil esperarte,
con una sonrisa silente,
y las pupilas mal atadas.
Está tan oscuro aquí dentro,
que me deslumbra la sencillez de tu piel,
hipocampo perdido en la orilla del deseo.
Verónica del Hoyo - El delirio de Betsabé |
Me gusta mucho. Muy bien elegida la pintura que acompaña, como siempre.
ResponderEliminarMuchas gracias, la combinación con la pintura ha quedado especialmente bien esta vez, verdad? Un abrazo
ResponderEliminarPrecioso. Tanto, que sobran las palabras que pueda decir. Qué difícil, sí, qué difícil.
ResponderEliminarBesitos
Gracias Begoña... Te mando un fuerte abrazo y un beso
Eliminary tantas veces sucumbimos a tonterías descerebradas y desalmadas sin reparar en q la verdad suprema está sencillamente en la piel
ResponderEliminarqé bonito escrito, marta
trébol
Muchas gracias Trébol, me alegra que te haya gustado
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