Lunas de incienso

Ya no quiero lunas de incienso
No, no quiero volver a oler la ceniza en la que me he convertido
Tras llamaradas dulzonas invertebradas.

Ya no quiero incendiar el camino con pasos seguros
Sólo para calentar tu alma.

Y aún me miras con sentencias perdidas,
Con pesadas  palabras que aíslan ciudades enteras,
Sonrisas completas.

¿No ves que ya no hay remedio?
Cuando te ahogas en sensaciones verdes, moribundas
Cuando te enredas en cabellos que no te pertenecen
Y dejas escapar sonidos de lluvia.
Cuando tus ojos se transforman en gris vaho
Y muerden la piel del amor
Y la arrasan, hasta transformarla en hueso.

Que duro es entonces reconocer que agarramos el brazo
Que quisimos nadar en seco y vestimos lágrimas.
Inundando por cada poro un segundo del día
Ahogándonos en vida

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